Tubular o cubierta, ¿qué es mejor?

 

Una de las dudas que suele recorrer las cabezas de los ciclistas es sobre el uso de la cubierta o el tubular. Existen adeptos en ambos bandos y cada una de las opciones tiene sus ventajas e inconvenientes. A continuación les aclararemos todas las dudas y explicaremos las características de los dos formatos de llanta.

En los comienzos del ciclismo, el tubular era el tipo de llanta más utilizado. Con ellos los ciclistas se aseguraban menos pinchazos, ya que con las cubiertas la seguridad era menor. Pero con el tiempo la tecnología de las cubiertas aumentó y, al ser más cómodas y fáciles de instalar, se asentaron como la opción preferida por los ciclistas aficionados.

Actualmente las cubiertas monopolizan el mercado, y tan solo los profesionales y algunos puristas del ciclismo utilizan el tubular. Uno de las principales ventajas de la cubierta con respecto al tubular es que es un sistema mucho más rápido, cómo y sencillo, pero ¿cuáles son las características de cada llanta? Nosotros explicamos. Tú eliges.

El tubular

La esencia del tubular está en que, como se indicas en su nombre, es un tubo. Este tubo va pegado a la llanta a través de un pegamento especial. Gracias a ello el ciclista tiene una sensación muy diferente a la hora de rodar. Esta sensación es aun más diferente en el paso por curva, donde la seguridad es mayor. Además con el tubular podremos variar la presión de la rueda a nuestro antojo, con lo que inflaremos más o menos la rueda en función del terreno.

El riesgo de ponchar es mínimo, pero si se produce… malas noticias. Esta es la gran desventaja del tubular. Arreglar una llanta tras ponchar es muy largo y necesitaremos llevar con nosotros un tubular de repuesto y encolado especial. Otra opción son los líquidos antipinchazo, que reparan momentáneamente la rueda. Aun así, si se produce, lo más seguro es pararse y repararlo bien en casa, ya que un tubular necesita de, al menos, 36 horas para asentarse bien a la llanta.

La cubierta

En cambio, la cubierta es mucho más práctica y su precio más asequible. Por tal motivo es el método que más ciclistas utilizan ya que, además, ante una ponchadura la reparación es instantánea. Si eres hábil, el cambio no te llevará más de 5 minutos.

Sin embargo, la calidad de rodada con la cubierta es mucho menor. La seguridad a la hora de trazar las curvas a gran velocidad disminuye, por lo que el riesgo de caída aumenta y, como ya hemos explicado antes, la frecuencia de ponchadura es mucho mayor.