¿Te sujentan o te sujetas?

Siempre lo hemos tenido claro, los pedales automáticos son uno de los mejores inventos de la Historia del mountain bike. Por increíble que parezca, se logra una mayor seguridad al hacer uso de ellos en comparación a los de plataforma con tornillos. En zonas de alta velocidad o llena de rocas donde la bici va saltando de un lado a otro del camino ofrecen una confianza muy superior y aumentan la sensación de dominio. La posibilidad de que se escape un pie prácticamente desaparece provocando que la bici y el biker se comporten como una misma unidad. Sin embargo esta misma unión es una fuente de miedos, falta de confianza y posibilidad de caídas en zonas técnicas, esas donde tienes todas las de la suerte, para salir volando. Aunque al acercarnos a una de estas situaciones intentemos pensar en otra cosa siempre permanece en nuestro subconsciente la opción de no poder zafarnos de los pedales, quedarnos enganchados a la bici y volcar sin remedio. Por desgracia, la mayoría de las caídas de este tipo son provocadas por la inseguridad en uno mismo al pensar en una caída al no poder sacar los pies a tiempo. La verdad es que si fuesen tan proclives a no soltarte no los utilizarían la mayoría de descenders y muchos freeriders del planeta, aunque también es cierto que algunos de los mejores son incondicionales de las plataformas, como el actual Campeón del Mundo de DH, Sam Hill. ¿Cuestión de gustos? Puede ser. Pero lo que sí está claro es que cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. Está claro que para rally, acompañados de unas zapatillas de suela rígida, son indispensables para aprovechar toda la fuerza de la pedalada, pero es en las disciplinas más salvajes como el freeride o el descenso donde su efectividad no está tan contundente.

  • CLIPS

Su funcionamiento es muy simple: hay una pieza metálica llamada ìcalaî que se atornilla a la suela de la zapatilla y que encaja en un resorte del pedal.

La zapatilla queda bloqueada hacia delante, atrás, arriba y hacia los lados, aunque girando el talón hacia el exterior el mecanismo suelta la cala y el pie queda liberado. Todos los sistemas de las diferentes marcas funcionan de una manera muy similar, aunque la forma de las calas y los resortes no siempre son iguales ni compatibles entre ellos. Los más populares son los Shimano con su sistema SPD y “clones” de Shimano, por eso los hemos elegido como representantes del sector en este Versus, aunque también hay otros sistemas muy conocidos como Crank Brothers o Time.

Está claro que en descenso o freeride la ganancia en aprovechamiento de la pedalada es algo que tiene menos importancia que en otras disciplinas como por ejemplo el campo traviesa, sin embargo donde más nos ofrecerán su ayuda será en zonas muy técnicas y de alta velocidad. Llevar los pies sujetos a la bici nos ayuda a despreocuparnos de ellos, pudiendo prestar más atención a la trazada, o al apoyo de las cubiertas, sin padecer el estrés que genera notar cómo el pie se desplaza constantemente sobre la plataforma del pedal. El paso de zonas rápidas muy abruptas donde las suspensiones ya no son capaces de estabilizar la bici es superior con automáticos que con plataformas, sólo tienes que dejar que la bici ìfluyaî bajo ti, sujetarte fuertemente al manillar y procurar llevar la rueda delantera allí donde quieres.

En zonas más lentas y verticales, como escalones o cortados lentos, aparece la sensación de quedarse atado, de no poder soltar la bici a tiempo para evitar una inminente caída, pero también es cierto que con pericia, soltar las calas se convierte en un acto natural y no es tan difícil liberarse. Lo primero que necesitas es tener confianza y luego tener suerte de que por ningún ìmisterioî el mecanismo se quede enganchado. En este sentido intervienen dos factores que facilitarán o no la labor de sacar la cala: la tensión del muelle del mecanismo del pedal y la presencia de barro u otros elementos que entorpezcan el funcionamiento del sistema. Por ejemplo, el lodo puede llegar a bloquear unos SPD de Shimano, mientras que los Time o Crank Brothers mantienen una actitud más estable frente a estos elementos.


Lo mejor. Aportan estabilidad a alta velocidad. Mejor aprovechamiento de la pedalada. Superiores en descensos con zonas de pedaleo.
Lo peor. Puedes quedarte enganchado en situaciones difíciles. El lodo altera su funcionamiento.

 

ENGÁNCHATE

Pedalear con pedales automáticos por primera vez puede llegar a resultar la experiencia más negativa de nuestra vida. Si estamos acostumbrados a las plataformas con puntera o tornillos, es muy probable que en los primeros días nos lleguemos a quedar enganchados y nos caigamos de lado, eso nos ha pasado a todos. ¿Por qué? No ocurre porque sea imposible desenganchar el pie, simplemente porque no estamos habituados a girar el talón hacia el exterior. En lugar de esto tenderemos a tirar del pie hacia atrás o hacia arriba. Tan pronto aprendemos este movimiento de rotación y lo añadimos a nuestro ìinconscienteî como un acto reflejo, no volveremos a tener problemas, y sólo nos veremos en apuros si el resorte del pedal está embozado de barro. Por eso, lo mejor que podemos hacer al principio es aflojar la tensión de los muelles de los pedales al mínimo y encajar y desencajar las calas varias veces para ir acostumbrándonos al movimiento natural de los pedales. Una vez que salgamos al monte, lo principal en los primeros días es la anticipación. Antes de detener la bici ya hay que tener el pie fuera o al menos ìrecordarî que llevamos automáticos y que para liberar el pie hay que girar el talón hacia fuera. Una vez estemos acostumbrados empezaremos a disfrutar de las ventajas de ir ìenganchadoî. Aprovecharemos mejor la pedalada y podremos ir mucho más rápido en esas secciones en las que la estabilidad de la bici se ve comprometida. Cogeremos confianza y poco a poco necesitaremos aumentar la tensión de los muelles para evitar salidas involuntarias.

 

  • PLATAFORMA

Una cosa está clara: el que aprende a montar con pedales de plataforma desarrolla una técnica superior que le ayuda a dominar la bici con más destreza y facilidad.

Mantener los pies sobre las plataformas en un salto, o al subir un escalón levantando la rueda trasera sin ayuda del tirón que puedes dar con unos pedales automáticos es todo un logro. Si llegas a dominarlo, a controlar la posición del pie sobre la plataforma en cualquier circunstancia, a saltar y que la bici suba detrás de ti sin que tú despegues de los pedales, habrás logrado un paso muy importante que puede culminar en un rápido desarrollo de tu técnica y habilidad. Al principio, si vienes de los automáticos te resultará imposible, pero a poco a poco se va desarrollando esa habilidad y una vez la controlas te das cuenta de sus verdaderas ventajas. Haciendo freeride, dirt, o en un bike park no querrás volver a oír hablar de los automáticos y sólo los echarás en falta en esos vertiginosos descensos a 50 km/h repletos de roca donde la bici rebota descontrolada de un lado a otro del sendero.

Incluso en este tipo de situaciones hay descenders que prefieren utilizar plataformas, eso sí, maximizando el agarre. Por ejemplo, Sam Hill y Nathan Rennie usan zapatillas FiveTen con suela de goma extrablanda, donde penetran los clavos de los pedales y evitan casi cualquier movimiento involuntario.

Las Shimano MP90 que te mostramos también tienen una suela parecida, en este caso de la marca Vibram, también bastante blanda con el mismo fin. En cualquier caso, las zapatillas que se usan para plataformas suelen tener la suela flexible, para que se pueda curvar y ìabrazarî mejor la base del pedal.

En saltos muy bestias te puedes llegar a hacer daño en la suela del pie y estas Shimano lo solucionan con una plantilla más rígida para proteger la zona del metacarpiano en previsión de este tipo de aterrizajes. La gran ventaja de las plataformas es esa, la libertad total para sacar los pies, tanto para hacer trucos en el aire, como para buscar un apoyo extra cuando ambas ruedas derrapan en una curva, momento en el que las décimas de segundo que gastamos en liberarnos de un automático pueden hacer que mordamos el polvo. También elevan nuestra confianza para afrontar trialeras muy verticales y complicadas ya que puedes saltar de la bici y dejarla a su suerte en cualquier momento y dirección, mientras que con automáticos hay determinadas posiciones extremas (la típica en una rampa muy vertical con el sillín en el pecho y un pie en tierra) donde no es fácil girar el tobillo para desengancharnos.

LAS PLATAFORMAS

Mantenerte sobre unas plaformas no es nada fácil, y menos aún en el aire, pero la verdad es que las ìzarpasî actuales y zapatillas ponen mucho de su parte para ayudarnos en este sentido. Por ejemplo, los pedales Shimano MX30 de este Versus vienen con dos juegos de ìpinchosî de distinta altura, para que montes los que necesites en función del agarre que requieras, y las zapatillas MP90 tienen una suela especialmente blanda para dejarse pinchar. Podemos pensar que cuanto más se claven en la suela mejor, pero en determinadas situaciones esto tampoco es beneficioso porque una vez que hemos pisado no nos facilitan recolocar el pie. Si vas a probar a montar con plataformas te recomendamos que utilices desde el principio unas espinilleras, porque no será difícil que te hagas ìun sieteî en la tibia si se resbala el pie. Imagínate el estropicio que te prepararían los pequeños tornillitos de estos Shimano al impactar en tu espinilla… ufff. La técnica para mantener siempre los pies sobre los pedales no es fácil de explicar ya que es una parte de técnica y otra de instinto. Intervienen mucho los hombros, sobre todo al despegar las dos ruedas del suelo. Cualquier movimiento que hagamos para despegar la bici, requiere que tiremos del manillar hacia arriba a la vez que con las muñecas lo giramos hacia delante y hacia abajo. Con este simple movimiento conseguimos liberar de peso a la rueda trasera y que suba tras nuestros pies. Si en ese momento flexionamos las rodillas la bici subirá de atrás, pegada a los pies.

  • El mejor truco: practicar.

Lo mejor. Desarrollan la técnica y aumentan la confianza en uno mismo. Puedes ìlibrarteî de la bici en cualquier momento.
Lo peor. Al principio cuesta mantener los pies en contacto con los pedales. Inseguros a alta velocidad en zonas muy agrestes. Facilidad para golpearse las espinillas.