Saludable, no tan saludable

 

 

Llenar el carrito del supermercado con vegetales orgánicos y productos integrales, es una buena forma de mantenerse sano y en forma. Sin embargo para algunos ciclistas, la dedicación por comer bien puede cruzar la línea y convertirse en un desorden alimenticio llamado ortorexia. El término ortorexia se acuñó en 1997 y hace referencia a la fijación en exceso por la comida sana. A diferencia de la anorexia, que se basa en consumir pocas calorías, la ortorexia se basa en la preocupación por la calidad de la comida, más que la cantidad; esta condición puede tener fuertes repercusiones tanto físicamente como mentalmente, resultando en un drástico impacto en nuestro rendimiento.

 

Este desorden usualmente comienza como un deseo real por mejorar la salud. Las personas comienzan a dejar de comer harinas blancas o alimentos procesados, buscando alimentos integrales y orgánicos. Lo cual debe ser aplaudido ya que es un buen habito, pero cuando las restricciones comienzan a volverse cada vez más severas y se comienza a quitar grasas, sal u otros grupos de alimentos, nos ponemos en riesgo de tener deficiencia de nutrientes y otros problemas. 

 

Las consecuencias físicas de la ortorexia son reales, pero lo que distingue a este desorden de una dieta sana es el comportamiento obsesivo y compulsivo. Las personas que sufren de este desorden pueden dedicar horas a la planeación y preparación de alimentos, ocupando una cantidad de tiempo y energía mental desproporcional que podría ser de otra forma ocupada para otras actividades como el trabajo y la familia. Pueden inclusive evitar salir a comer fuera ya que consideran que la comida en los restaurantes no es “pura”. Los eventos sociales que involucran alimentos como por ejemplo: comidas después de ir a rodar, reuniones, fiestas del trabajo y otros, pueden causarle ansiedad. En algunos casos las personas que padecen de ortorexia pueden alegarse socialmente y experimentar depresión o cambios de humor. “Si la comida se interfiere con otras partes de tu vida o esta causando ansiedad, es un problema” comenta Emily Slager, directora del programa de asistencia en Walden Behavioral Care uno de los centros lideres en desordenes alimenticios en Estados Unidos. 

 

La ortorexia no es una condición clínicamente reconocida, por lo que no hay estadísticas disponibles. Pero en los últimos años, los especialistas en desordenes alimenticios han reportado un incremento en esta condición. “Puede parecer desconcertante para los padres, pareja, amistades y entrenadores  porque parece como si la persona solo estuviera cuidando su alimentación y salud para optimizar su rendimiento” comenta Cynthia Bulik, directora del programa en desordenes alimenticios de la Universidad de Carolina del Norte. Y ya que la ortorexia es un desorden progresivo, puede llevar a la anorexia. 

 

Lindsay Calvario dietista deportiva en la Asociación de la Anorexia Nerviosa y Desordenes Asociados (ANAD) en Estados Unidos, dice que los atletas somos los más predispuestos a padecer ortorexia, ya que usualmente los grupos con los convivimos están formados por personas muy consientes de sus cuerpos y su salud. Lo mismo pasa en otros grupos con una alta conciencia y preocupación por el estado de su cuerpo, como son los corredores, bailarines y modelos. 

 

Por supuesto que nadie es inmune a la presión social. Tanto hombres como mujeres pueden sufrir ortorexia, pueden incluso tener sobre peso o consumir muchas calorías al día y padecer este desorden. La clave en una dieta sana no es la perfección, sino el balance adecuado.