Récord Guiness: Adrián Durán.

 

¿Te imaginas hacer los más de 1,460 kilómetros que hay desde la Ciudad de México hasta Chichén Itzá, encima de una bicicleta, sin dormir y con la presión de querer batir una marca mundial? Pues el mexicano Adrián Durán no sólo lo ha hecho, sino que ha logrado su primer World Record al conseguirlo en 77 horas y 17 minutos. BIKE estuvo con él y nos contó su historia.

 

Lo primero que nos cuenta Adrián es que no es ciclista profesional, trabaja como muchos aficionados a nuestro deporte y además de cuidar de su hijo, saca tiempo para entrenar. Comenzó en esto del ciclismo desde pequeño, como él mismo nos platica. Adrián era muy inquieto y siempre tenía la necesidad de hacer algo. Pero fue hasta que cumplió los 22 años cuando se inició en el entrenamiento del ciclismo de ruta. Entonces decidió que quería destacar en este deporte y demostrar que con la bicicleta se pueden realizar grandes actos, así optó por hacer este tipo de recorridos. “Entiendo que es un deporte muy duro. Pensé en realizar algo que nadie más hace y demostrar que es el mejor transporte que existe. Ayudemos al planeta usando la bici”, comenta.

 

Cuando nuestro personaje se determinó a intentar este reto, lo primero que le pasó por la cabeza no fue el dinero ni la gloria deportiva, sino demostrar a los demás que siempre pueden lograr lo que se propongan. “Uno de los motivos por los que decidí intentarlo fue demostrarme a mí mismo y a mi gente que puedes hacer lo que quieras con disciplina, decisión y carácter. Cuando mi hijo crezca, quiero que sepa que todo lo que desee ser o lograr, lo puede conseguir con esfuerzo y dedicación”.

 

 

 

El reto

 

El recorrido constó exactamente de 1,464.2 kilómetros y empezó en el D.F., continuando por el Estado de México, Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán. “Lo peor fueron los primeros 800 kilómetros, tuvimos el viento en contra durante casi 20 horas. En las Cumbres de Maltrata, la niebla no nos dejaba ver a más de cinco metros y el frío era demasiado intenso, sin duda la parte más difícil de todo el recorrido”. Después de esta pequeña odisea, Adrián y su equipo consiguieron llegar a Villahermosa, ahí el clima mejoró y arribaron a los preciosos paisajes de Tabasco y Campeche. “Una parte muy especial fue la llegada a la Isla del Carmen, de noche. El cruce del puente sin luz y sólo poder escuchar el mar fue increíble”. Estos preciosos paisajes motivaron que pudiera dejar de lado el cansancio y disfrutara de ese gran logro. “De ahí en adelante la fatiga empezaba a superarme, pero todo el trayecto está lleno de vistas hermosas y de una sensación de enormidad, porque sabes que el camino no se acaba y las rectas de la última parte son eternas”. A partir de aquí ya empezó a poder hacerse una idea de dónde estaba el final. Los letreros le marcaban los kilómetros que le faltaban para llegar a su destino y el ver que las fuerzas eran cada vez menos y que la distancia no avanzaba, no resultaron un final agradable. De pronto llegó ese ansiado letrero ‘Chichen Itzá, 4 km’. A partir de este punto, el cansancio desapareció de sus piernas y la media de su velocímetro se disparó. Sólo estaba a unos pocos minutos del término de esa hermosa, pero larga agonía. “De ir a 27 km/h, pasas a casi 60 y tu equipo intenta alcanzarte por temor a que te desmayes por el esfuerzo, pero tú sólo tienes una idea en la cabeza: llegar”.

 

 

 

Lo peor

 

En un recorrido de estas características, siempre hay un instante en el que piensas que no vas a lograrlo y que todo el esfuerzo fue en vano. En el caso de nuestro más reciente Record Guinness, estuvo relacionado con el mal clima y el esfuerzo extra que le suponía. “Los momentos más duros fueron cuando vi que empezaba a llover, además escuché que entraba un frente frío a Tabasco y me tocaba llegar con el viento en contra, porque eso implicaba más esfuerzo y tiempo. En esos lapsos, lo que te pasa por la cabeza es que la mejor opción es rendirte y no poner en riesgo tu salud”. Nuestro héroe también nos cuenta que el abandonar nunca fue una opción real. Tenía un mantra y decidió seguirlo hasta el final. “Mientras no me deje de mover voy a llegar”, pensaba con una firme convicción.

 

 

 

La bicicleta

 

Esta aventura no se hace encima de cualquier bicicleta. En este caso, Durán ha recibido el apoyo de la marca Specialized, que ha apostado por él desde que comenzó sus andanzas en este tipo de recorridos. “Para estos eventos siempre uso el modelo Roubaix, pienso que es la mejor para estos recorridos. Es una bicicleta muy cómoda, que te permite ir rápido en terrenos como las carreteras de México, que están llenas de hoyos y no te transmiten la vibración, sin importar si tienes que hacer 1,400 kilómetros o sólo el paseo dominical”.

 

 

 

La preparación

 

Evidentemente, un Guinness World Record no se logra sin una preparación específica para ello. Adrián nos cuenta que un obstáculo muy importarte en su camino al éxito, ha sido tener que sacar tiempo suficiente para obtener una buena preparación. De lunes a viernes se levantaba a las 6 am y salía a entrenar, de ahí se iba directo al trabajo, en el que permanecía hasta las nueve o 10 de la noche, para recuperar las horas que perdía por el entrenamiento de la mañana. El sábado era el día de descanso y el domingo, lo dedicaba al paseo. Su principal objetivo durante los entrenamientos de la semana era cubrir la mayor distancia posible en cada sesión. Una vez por semana efectuaba recorridos largos, de más de 400 km y cada 15 días hacía una sesión por la noche y permanecía despierto al siguiente día para adaptar el sueño.

 

En cuanto a la alimentación, estuvo controlada en todo momento por el nutriólogo Homero David Santiago Muñoz, quien se encargó de diseñar el régimen alimenticio antes, durante y después de la ruta. “En el recorrido comía sobre la bicicleta y el menú se basaba en fruta, nueces, bebida isotónica, suero de leche y barras. Tenía que comer cada dos horas y podía escoger entre todo lo anterior”.

Tal y como nos cuenta él mismo, no tuvo alguna preparación específica a nivel psicológico, sólo grabó en su mente la visualización del recorrido y una frase: “No es que no sepa perder, es que no sé ceder fácilmente”.

 

Para terminar la entrevista, le preguntamos cuáles eran sus próximos objetivos, y nos contestó que el nuevo reto está aún por definirse, pero nos aseguró que no ha sido todo y que en breve volveremos a tener noticias de él. Esperamos impacientes.

 

El récord mundial todavía está a la espera de ser validado.