¿Quieres usar pedales de contacto?

El miedo a quedarse enganchado es el factor principal por el que muchos no cambian sus pedales, también influye mucho el hecho de que los pedales no van solos, necesitas unos zapatos compatibles, con el alojamiento para atornillar las placas, y eso supone un gasto adicional considerable. No podemos mejorar tu economía doméstica, pero sí contarte nuestras experiencias para ayudarte a decidir.

Cuando surgieron en montaña los pedales de contacto, los sistemas de enganche ya llevaban varios años siendo usados en carretera, concretamente desde que el profesional Bernard Hinault los mostrara al mundo en 1985. Y aunque en el asfalto en aquella primera época eran los franceses de Look los que partían el queso’ apoyados en su experiencia en fijaciones de esquí, fueron los japoneses de Shimano los que se lanzaron de cabeza al vacío de la montaña con su emblemático pedal M-737 en el año 1990. La jugada les salió redonda y hoy, con un nutrido grupo de competidores, siguen siendo líderes indiscutibles del sector.

Los M-737 fueron  nuestros primeros pedales automáticos, junto a los zapatos Shimano M-100, y tenemos infinidad de recuerdos asociados a estos trocitos de metal con muelles y rodamientos. Mis orígenes ciclistas ligados al BMX y al bike trial, me mantuvieron mucho tiempo subido a unos pedales de plataforma, sin sujeción alguna, así que creo que me puedo poner en situación fácilmente pensando en cualquiera de ustedes que todavía no se ha atrevido a hacer el cambio de ir suelto a enganchado.

Al principio puede asustar un poco, sí. En absoluto tenía automatizado gesto alguno de enganche o suelta del pedal, todo lo contrario, de forma natural mis pies creían ir sobre plataformas sin placas ni nada y, créanme, sufrí más de una situación ridícula al parar en un semáforo y quedarme conectado, cayéndome de lado ‘con todo el equipo’. Era inevitable mirar con disimulo a los ‘espectadores’, que invariablemente se agrupaban en tres bandos, los que se asustaban,  los que se reían casi a carcajada limpia y los que ni se inmutaban.

Aprendí a base de caderazos que engancharse y montar no era el mejor método para aprender a familiarizarme con los automáticos  porque el ratio de ‘tiempo sobre la bici-uso del mecanismo automático’ estaba muy desproporcionado, así que me puse deberes y la cosa mejoró radicalmente. Consejo: busca una zona con la hierba ‘mullida’ para las primeras pruebas si te sientes poco seguro.