Nunca un “tal vez”: Marcelo Gutiérrez.

 

Dentro de los límites del mítico Triángulo de Oro, en Colombia, se encuentra una ciudad amurallada por la cordillera de los Andes, a poco más de dos mil metros sobre el nivel del mar.

 

Manizales, con una población poco menor al medio millón de habitantes, sólo le ha permitido a una persona conquistar su cordillera. Pero esa urbe también lo ha visto coronarse en más de una oportunidad como campeón absoluto de la carrera en donde los participantes tienen que librar innumerables obstáculos cuesta abajo entre las calles del Manizales Urban Downhill.

 

Marcelo Gutiérrez, quien ha dominado en dos ocasiones la pista armada en su ciudad natal, también ha conseguido el primer puesto en el Gouveia International Downhill (Portugal) y en el Red Bull Valparaíso Cerro Abajo (Chile); así como el tercer escalón en el Campeonato Panamericano de Tucumán (Argentina) en 2013.

 

El 2012 tampoco pintó mal para el colombiano que obtuvo la décima posición durante el UCI MTB DH World Championships (Australia) y volvió a alcanzar el segundo lugar del Garbanzo en Crankworx (Canadá), después de hacerlo también en 2011. “El instante de cruzar la meta. Cuando ganas y el narrador dice tu nombre. Ese momento es muy rico y gratificante porque resume todo el esfuerzo que has hecho”, comenta Marcelo, consciente que como en el downhill, su carrera en ascenso también ha tenido algunos altibajos propios de la disciplina que ha elegido no sólo como afición, sino como una forma de vida. “2013 fue el año con más lesiones en mi carrera deportiva”, confiesa el atleta. “Durante la competencia en Argentina me rompí dos dedos y los dientes. Perdí la memoria del golpe tan duro”, continúa Gutiérrez. “También he tenido fracturas del metacarpiano y en la muñeca izquierda, así como luxaciones en la clavícula izquierda, por mencionar algunas”.

 

Pero dejando a un lado los puntos más altos o los declives, lo que mantiene a Marcelo dentro de las pistas es algo que proviene desde sus adentros. “Creo que puedes seguir practicando downhill fácilmente a los 33 o 35 años. Lo que importa es la motivación”, afirma. “El año pasado tuve la oportunidad de competir en la Copa del Mundo y otros eventos. Estuve fuera de casa ocho meses sin parar, de un lado a otro, sin tiempo suficiente para conocer los lugares. Eso fue muy agotador”, apunta, quien a pesar de realizar un disciplina repleta de diversión y adrenalina, como profesional ha tomado un tinte un poco más formal. “Puedes seguir en esto mientras la pasión y la motivación sigan teniendo un papel principal”.

 

 

 

Cuesta arriba

 

En el downhill, un buen descenso se logra entre dos y cinco minutos, pero para alcanzar ese nivel de destreza, los más experimentados han tenido que condensar años de trayectoria en unos instantes. “En mi caso, mi papá fue el que me inculcó el deporte”, afirma quien subió por primera vez a la bici con sólo tres años, para ya estar compitiendo en BMX a los seis, migrar pronto al cross-country y, finalmente, quedar enganchado con el downhill a los 10 años de edad. “Como principiante, quieres dar cualquier cantidad de saltos y, además, los más grandes”, comenta quien se profesionalizó en 2007, acercándose, a partir de entonces, al top 10 internacional. “Pero algo importantísimo en el downhill es ser pacientes”, apunta Gutiérrez. “El segundo consejo que les puedo dar es hacer las cosas con pasión, disfrutar lo que tienes y lo que haces”, comenta sobre una forma de pensar que lo ha llevado hasta lo más alto en su especialidad. “Esa es una buena filosofía y clave para el comienzo, pero también para llegar lejos”.

 

 

 

Que comience el show

 

Siguiendo la tendencia global, Marcelo ha empezado a destacar en el downhill urbano, donde las pistas trazadas en la montaña se trasladan a calles empinadas y complicadas, atravesando el corazón de ciudades. “Es muy ‘chévere’ y espectacular para la gente. Pero en ocasiones se pasan un poquito al hacer los obstáculos tan altos, al grado de poner en riesgo la integridad física de los deportistas. Esa es la parte que critico mucho”, comenta Gutiérrez, desde la perspectiva de competidor. “Me parece que hay que ser capaces de encontrar un equilibrio entre hacer obstáculos que representen un riesgo grande y lograr un espectáculo que le agrade a la gente”.

 

 

 

Detrás de él

 

Es real que el talento brilla cual oro y entre sus destellos, Marcelo ha logrado acaparar la atención tanto de marcas locales como globales. De esa forma Giant, RedBull, Oakley, Universidad de Manizales, Toptec, Herragro y Moveo han decidido ligar sus nombres al del colombiano. “Con Giant ha sido una relación muy bonita”, apunta nuestro personaje. “Cuando empecé a ir a las copas del mundo, ya conocía a los del equipo de la marca y los molestaba pidiendo favores. Supongo que era ‘el colombianito molesto’”, recuerda con humor. “Así que de regreso a Colombia, cada vez que podía les llevaba un regalo, un café o un detalle y me recibían con más gusto”, explica este hombre, quien después de estar con Santa Cruz durante dos años tuvo la oportunidad de incorporarse a la familia Giant no de manera local, sino como parte del equipo internacional. “Estar con Red Bull también ha sido un gran paso en mi carrera deportiva”, continúa Gutiérrez. “Era algo que venía soñando y en algún momento pensé que nunca pasaría. Pero le echamos toda la fuerza del mundo y finalmente salió el proyecto adelante”.

 

 

 

Futuro positivo

 

“Me sorprendió mucho y me dejó muy satisfecho haber asistido al campeonato nacional en septiembre, ver el número tan grande de corredores que están participando en Colombia y saber que el mismo está aumentando”, comenta Marcelo sobre el crecimiento de su deporte. “La comisión y federación han hecho mucho y eso me hace sentir orgulloso”, apunta. “Mientras tanto, marcas globales como Giant y Cannondale se esparcen cada vez más a las ciudades”, explica, al preguntarle sobre un panorama del downhill regional. “En Latinoamérica el nivel ha ido subiendo, aunque falta más trabajo en las pistas y para los corredores, contar con mayor fogueo a escala internacional”.

 

 

 

Nada está escrito

 

Después de completar el octavo semestre de mercadotecnia, Marcelo decidió hacer una pausa para dedicarse cien por ciento a entrenar. “Fue imposible continuar, porque estuve mucho tiempo fuera”.

 

La vida de Marcelo es, hasta cierto punto, similar a sus recorridos donde debe escoger al momento el trayecto que le asegure llegar más rápido. El secreto está en una vez que haya elegido qué ruta tomar, mantenerse firme, aferrarse, confiar en sí mismo y nunca dudar hacia dónde su voluntad y las dos ruedas son capaces de hacerlo llegar.