Líbrate de los calambres

 

¿Qué son? 

Son contracciones musculares involuntarias que suceden cuando existe una gran fatiga muscular.

LAS CAUSAS:

  • Fatiga 

Es señal de un inadecuado entrenamiento para la prueba que hayan aparecido los calambres. 

  • Intensidad excesiva 

Ocurre si durante la prueba se excede la intensidad o duración del esfuerzo a la que el músculo está entrenado. 

  • Deshidratación 

El segundo causante de los calambres. No basta con beber lo que llevemos en la mochila de hidratación o en el bidón. 

  • Sin sales 

La pérdida de sales (cloro, sodio y magnesio) por el sudor, podrían generar el mal funcionamiento muscular. 

  • Sin glucógeno 

El agotamiento del glucógeno muscular podría estar implicado en la aparición de los calambres. 

 

LAS SOLUCIONES:

  • Simulacro 

Si compites, entrena en condiciones en las que vas a competir, ya sea intensidad, orografía, distancia o condiciones meteorológicas. 

  • Estudia las circunstancias 

Si da la casualidad que los calambres siempre aparecen en días calurosos, deberías beber un bidón cada hora, como mínimo, para que no te deshidrates.

  • Sales e hidratos de carbono 

Mata tres pájaros de un tiro. Si en el bidón además de agua llevas sales minerales e hidratos de carbono (cualquier tipo de azúcar sirve), éstas te ayudarán a retrasar la fatiga y acabar con fuerzas. 

  • Flexibilidad 

Los estiramientos previos y posteriores parecen ser beneficiosos para la musculatura que es propensa a sufrir calambres (isquiotibiales y gemelos). 

  • Detente 

 

Si aparecen los calambres, para. Descansa unos minutos, estira y masajea la zona mientras ingieres alguna bebida isotónica. Así, aunque tengas que bajar un poco el ritmo, podrás finalizar la prueba o la ruta.  

 

¿Y si ya me dio?

 

Generalmente el mismo calambre obliga a detenerse; luego se procederá a estirar el músculo y a darle masaje vigoroso para que la tensión desaparezca. También da buenos resultados y reconforta apretar con fuerza la zona afectada, tratando de no dañar o pellizcar la piel. Una vez que el espasmo cede, la extremidad se debe poner en movimiento con suavidad para que el músculo trabaje; finalmente, refrescar la región con agua fría suele ayudar. No es necesario tomar analgésico alguno ni aplicar pomadas o ungüentos.