La mujer que reto de tú a tú a los hombres

 

La vida de esta mujer es digna de película. Alfonsina Strada, como muchas otras mujeres, se atrevió a competir en un mundo plagado de hombres, pero en su caso lo hizo en forma literal. Disputándoles el Giro de Italia de 1924.

Natural de la región de Emilia, al noreste de Bolonia, Alfonsina sintió desde joven verdadera pasión por la bicicleta, que compaginaba con su trabajo de costurera hasta que a los 16 años decidió probar suerte en Turín. Ahí pronto se consagró como la mejor ciclista italiana, llegando a competir en lugares tan exitosos como el Grand Prix de San Petersburgo, donde el zar Nicolás II le impuso una medalla.

Con el paso de los años, su fama siguió creciendo y en 1911 probó suerte buscando batir el récord de la hora femenina. Fácilmente consiguió superar la marca de la francesa Louise Roger y dejando registro de 37,192 kilómetros. Poco después conocería a su esposo, también ciclista. Él fue uno de los principales soportes para Alfonsina y sus sueños de estar dentro de los mejores del ciclismo, aún cuando era un deporte plagado de hombres. El día de su boda, recibió como obsequio una bici de ruta. Toda una declaración de intenciones y de amor al deporte que les había unido desde un principio y que la catapultó a muchas competencias de renombre.

En 1917, decide por primera vez entrar en territorios masculinos y se inscribe con éxito en el Giro de Lombardia. Los organizadores de la carrera no tuvieron nada que apelar. Nadie había visto nada parecido y no existía ninguna regla que prohibiese la participación de las mujeres.

Así, Alfonsina tomó la salida un 4 de noviembre junto al resto de los participantes, todos hombres. La “clásica de las hojas muertas”, una de las pruebas más duras de la temporada hoy y entonces, no tuvo piedad con la pionera y la arrojó hasta la ultima posición. Pero consiguió acabar la prueba, algo que no lograron cerca de 20 participantes. Volvió al año siguiente en 1918, consiguiendo entonces acabar por delante de varios hombres.

Demostrando que su talento y entereza no se quedarían guardados en casa o en vueltas ciclistas de medio nivel.