Enséñale a montar en bici y contágialo de pasión

 

Antes de dar el salto a pedalear sin ruedas, muchos padres tienden a dejar instalado solo la de un lado para que el niño se sienta seguro, algo que sinceramente no sirve para mucho. Una bicicleta con rueditas es un paso previo poco recomendable si lo que queremos es que nuestro niño aprenda a montar.

 

Con las rueditas la bici no se podrá inclinar independientemente del terreno y eso, además de potencialmente peligroso, no tiene nada que ver con lo que ocurre cuando montamos normalmente. Además, con una sola llantita la bici tiende a irse hacia el lado contrario del que está instalado, ya que la bici se inclina hacia ese lado.

 

Tu hijo aprenderá a pedalear, a frenar… pero no a mantener el equilibrio ni a girar, que son los principales secretos de las dos ruedas para los que empiezan. Así que lo primero de todo: ¡adiós llantitas!

 

Empieza la clase

Para enseñar a montar en bici a un niño o niña con una bicicleta convencional, busca una con el tamaño suficientemente pequeño y, muy importante, la barra lo suficientemente baja como para que tu niño se pueda bajar por delante sin lastimarse en el intento. Fíjate en que las palancas de freno queden muy próximas a la mano, mejor aún que sean de alcance ajustable, y que los frenos estén muy suaves. Son igualmente válidas las de freno por contrapedal, que en general se accionan con poco esfuerzo.

 

A los pedales

El siguiente paso es realizar el movimiento del pedaleo, para lo cual nos aseguraremos de que coloque los pies sobre los pedales con la posición correcta. Si el niño se muestra inseguro o miedoso, sujetaremos la bici del manillar además de por el sillín, y le llevaremos unos cuantos metros dirigiéndole nosotros, para que pueda concentrarse más en el movimiento de los pedales que en el equilibrio.

En el siguiente paso, lo sujetaremos solo por la parte trasera del sillín, dejándolo pedalear y llevar la dirección de la bici. No te obsesiones con soltar demasiado pronto el sillín, deja que el niño experimente la sensación de pedaleo y control de la dirección a la vez, sin ver a un adulto delante de él. Aunque para ti solo pasen 10 minutos, para el niño el tiempo se multiplicará.

El último paso ya lo conoces, soltar el sillín y dejar que vaya él solo. Mejor si recorremos primero distancias muy cortas y según vaya mejorando, las alargamos y dificultamos.

 

Algunos consejos

– Ponle metas, poniendo un juguete o algo que le guste unos cuantos metros por delante y dile «vamos a llegar hasta el muñeco». De esta forma el niño sabrá hasta donde tiene que llegar y mostrará más confianza.

– Para ayudarle a arrancar tienes que sujetarle del sillín. Puedes llevarle empujando y mostrándole cómo se tuerce el manillar para el lado para el que hay inclinación. La idea es que vaya asociando inclinación lateral con giro del manillar.

– También puedes hacer que comience en una bajada, con poca pendiente pero la suficiente como para que no tenga que hacer el esfuerzo en forma de equilibrio que supone arrancar.

– Cada sesión de aprendizaje dale unos cuantos minutos de descanso, puedes utilizarlos para jugar con él a otra cosa. Piensa que para él es un juego, no un objetivo, exigirle puede ser contraproducente.