El camino de la rehabilitación

 

 

El dolor es algo temporal, puede durar un minuto, una hora, un día o un año; pero al final se acabará y otra cosa tomará su lugar. Sin embargo, rendirse a ese dolor durará para siempre”. 

 

Originario de Kamloops,  situado en la Columbia Británica de Canadá, Chris Sheppard es un ejemplo palpable de lo que significa no darse por vencido y ser perseverante. En septiembre de 2013 sufrió un accidente de miedo durante una competencia de cyclocross, que por poco lo deja en una silla de ruedas, pero gracias a su determinación, el apoyo de su familia y un toque de buena suerte, ha podido dar un giro de 180 grados a este evento. 

 

En el verano de 1987, Chris empezó a tomar prestada la bicicleta de montaña que su hermano acababa de comprar; explorando los alrededores en compañía de sus amigos, al instante quedó enganchado, a lo que en unos años más se convertiría en su estilo de vida.  En 1988 se inscribió para su primera competencia. Su resultado lo dejó con los ánimos por los suelos, pero gracias a un buen consejo de un corredor profesional no tiró la toalla. Cuatro semanas más tarde consiguió un trabajo en una tienda local de bicicletas, su voz interna le decía que había encontrado su hábitat natural.  

 

 

Los resultados y las vivencias van de la mano. Sin duda, Chris tiene una lista larga de cosas que pudo haber hecho mejor, pero vivir en el pasado impide disfrutar el presente. Uno de los mejores recuerdos es haber participado en el Nacional de Montaña en Mammoth. Haberse ido sin un centavo en la bolsa, significaba que tenía que ganar a como diera lugar para tener dinero y volver a casa; y así fue, no solo le puso unos billetes a su cartera, también consiguió impresionar a unos cuantos patrocinadores, los cuales lo mantuvieron activo en las competencias.  Lo que más añora este canadiense, es ver a amigos que hizo mientras viajaba entre evento y evento. “Todas las emociones, sentimientos y frustraciones que vivimos juntos, crearon lazos que ni siquiera la rivalidad entre nosotros lograron quebrantar, todo lo contrario” .

 

Además de elevar el ritmo cardiaco hasta sentir que casi se le sale el corazón a uno durante cada prueba, Chris también se toma su tiempo de descanso y lo dedica a esquiar en nieve, acampar, pescar, ir a conciertos con su familia y seguir explorando nuevos senderos con camaradas, lo que por lo general incluye pedaleadas épicas seguidas de buena comida, mucha cerveza y diversión en exceso.   

 

Volviendo a aquel día de septiembre del 2013, Chris nos explica qué fue lo que pasó y lo que recuerda antes y después del accidente.

 

“Supuestamente, mi temporada de competencias había ya terminado, pero una agrupación local estaba recolectando fondos para un equipo de niños mediante una carrera de cyclocross. En vez de usar la bicicleta en la que siempre compito, decidí utilizar una viejita que tengo y es la que uso para remolcar el BOB trailer de mi hijo. Con menos de un minuto después del arranque de la carrera, frené para entrar a una curva y sentí que la parte delantera de mi bicicleta perdió contacto con el suelo” .

 

 

Lo  que Chris recuerda después de esto es (fragmentos que le vinieron semanas después del accidente) haber visto la llanta delantera y la tijera desprenderse del resto del cuadro, mientras él sostenía el manubrio con las manos. A este tipo de movimiento se le conoce como ‘el escorpión’. Traté de mover mis piernas y, al no sentirlas, supe que algo andaba muy mal. Miles de cosas pasaron por mi cabeza, mientras trataba de entender lo que había sucedido. De pronto sentí que un dolor insoportable recorría toda mi columna vertebral. Las vértebras 6 y 8 estaban totalmente comprimidas y mi nariz, rota.  Dos semanas después del percance, seguía teniendo toda la cara inflamada, ¡pero por lo menos mis arrugas habían desaparecido!”.  

La rehabilitación de Chris no ha sido sencilla. Han pasado casi dos años desde que pasó el accidente y no tiene planes de competir hasta que sienta que se ha recuperado al cien por ciento.  

 

 

“Estoy increíblemente agradecido por todo el apoyo que he recibido de mi esposa e hijo, y siento que competir ahorita sería arriesgar mi salud; es algo que ellos no se merecen” .

 

Denny y Mandon, de Rebound Physical Therapy, han sido clave también en su camino de rehabilitación. “Es curioso pensar en todo este proceso por el que estoy pasando, me gusta compararlo a una temporada de carreras. Después del invierno, un atleta va construyendo la base de su entrenamiento y conforme el cuerpo responde, poco a poco se incrementa la carga de trabajo. Eventualmente se llega a la parte en que el atleta parece no progresar más. Esta es la parte más difícil del entrenamiento y es exactamente como me siento ahorita. Necesito cambiar mis ejercicios de rehabilitación para lograr mi recuperación total. Me muero ya de ganas de volver a las mismas andadas. Hay eventos, como BC Bike Race, que me encantaría volver a hacer” .

 

No importa qué tan grande sea el obstáculo, no hay que desanimarnos ni frustrarnos, sino mantener la calma y concentración y buscar un plan de ejecución para lograr nuestro objetivo, es lo que hará que cada una de nuestras aventuras sea inolvidable y nos deje algo positivo.

 

7 tips para regresar más fuerte y más rápido después de una lesión.

 

      1. Tranquilo con el iboprufeno. Durante las primeras 48 horas solo toma Tylenol o similares para matar el dolor. Tomar anti-inflamatorios no deja que tus propias células reparen el daño y puede ser contraproducente en el proceso recuperativo.
      2. Muévete. Estar lesionado no siempre significa quedarse inmóvil. Cuidando la sección lesionada, realiza actividades que hagan circular la sangre para acelerar la recuperación. Nadar es una excelente opción. 
      3. Aliméntate bien. Tu cuerpo quema 10% más calorías cuando intenta reparar una lesión. Aumentar tu ingesta de proteínas a 100-120 gramos al día ayuda a que los músculos se recuperen. Si te rompiste un hueso, incrementa la ingesta de calcio a 1,500 mg al día. El hierro y el zinc también serán esenciales en el proceso.
      4. Usa la regla “uno es a dos”. Por cada semana que no entrenaste, toma de 1-2 semanas reconstruyendo tus bases antes de regresar a rodar fuerte. Si estuviste fuera 3 semanas, puede tomarte hasta 6 para recuperar tu forma. 
      5. Rueda en grupo, pero solo. Si el miedo es latente aún, sal con compañeros para que te animes a rodar, pero cuando aprieten el paso déjalos ir y rueda a tu ritmo para no exigir de más. 
      6. No ignores los focos rojos. Es natural sentir molestias cuando regresas a rodar de una lesión, pero suele disiparse una vez que has calentado. Deja que el dolor sea tu guía y si va en aumento, retírate. La forma más fácil de volver a lesionarse es por sobreentrenamiento. 
      7. Conoce las causas de tu lesión. Si lo que sufres es algo como dolor de espalda o tendinitis, puede ser por una mala posición sobre la bicicleta; debes realizar ajustes para que no vuelva a suceder. De igual forma, si tuviste un accidente en un salto o una curva, intenta practicar más antes de volverlo a intentar y hazlo estando 100% seguro.