Cuida tu rodilla

 

Empecemos por la fractura de rótula…

En el global de las fracturas que se producen en el mundo del ciclismo la de rótula es relativamente poco frecuente; predominan las que afectan a las extremidades superiores y hombros. Aunque dentro de las fracturas que afectan a las extremidades inferiores son probablemente las más frecuentes.

Choque directo de la rótula con la rodilla en flexión, normalmente contra el suelo en una caída o un golpe directo contra un objeto duro; por ejemplo, en el caso de accidentes de tráfico, contra la salpicadera del coche. Otro mecanismo mucho más raro en el ciclismo es el método indirecto, por contracción brutal del cuádriceps contra resistencia, las fracturas por estrés (hiperutilización en esfuerzos intensos) o después de luxaciones de rótula (fracturas ostecocondrales). La sintomatología suele ser muy evidente en las fracturas desplazadas: dolor y gran deformidad de la rodilla (por el desplazamiento de los fragmentos y la hemorragia articular) y con imposibilidad de caminar al estar interrumpido el aparato extensor de la rodilla (no pueden extender la rodilla ni pueden elevar la pierna recta). Las fracturas de rótula podemos clasificarlas según el desplazamiento: en desplazadas o no y según el trazo de fractura: transversal, vertical, conminuta  y fracturas osteocondrales, estas últimas relacionadas con las luxaciones de rótula.

Mencionar la existencia de las rótulas bipartitas para no confundir con las fracturas. Se trata de una alteración no traumática en la que se observa una imagen de fragmento normalmente supero-externo separado del resto de la rótula con bordes redondeados y a menudo bilateral (40%). Su origen se debe a la falta de fusión de un doble núcleo de osificación de la rótula durante el crecimiento.

PROYECCIÓN AXIAL

Puede ser normal y rótula luxada con fractura osteocondral. En cuanto al tratamiento puede ser ortopédico o quirúrgico en función fundamentalmente del desplazamiento: 

  1. Si no existe desplazamiento o éste es menor de 2 milímetros, se puede realizar un tratamiento ortopédico mediante inmovilización con un yeso o una férula en extensión durante 4-6 semanas. 
  2. Si existe desplazamiento se plantea tratamiento quirúrgico:

REDUCCIÓN Y OSTEOSÍNTESIS

Con la finalidad de dar continuidad al aparato extensor, se reducen los fragmentos de la fractura  lo más anatómicamente posible para no dejar escalones, sobre todo en las superficies articulares y así evitar la aparición de una artrosis precoz. Además de reducir los fragmentos se “fijan” (osteosíntesis) con la mayor solidez posible para iniciar una movilización precoz y evitar complicaciones como rigidez y atrofia muscular. Hay varios métodos: en nuestra experiencia el más utilizado es la osteosíntesis con unas agujas metálicas (Kirschner) de unos  2mm de diámetro para fijar los fragmentos y un obenque o cerclaje en “8” con un alambre que transformará las fuerzas de  tracción del cuádriceps en fuerzas de compresión sobre la fractura al movilizar la rodilla. Así podemos apreciarlo en las siguientes radiografías postoperatorias (fotos 3 y 4) que pertenecen al ciclista profesional que hemos visto con anterioridad.  Inconveniente: suelen molestar cuando se ha recuperado la mayor parte de la movilidad y hay que retirarlas una vez ha consolidado la fractura. Otro sistema puede ser la utilización de tornillos que en nuestra práctica se limita al uso en fracturas  verticales.

PATELECTOMÍA

En otros casos deberemos recurrir a la extirpación (patelectomía) parcial o total de la rótula. La extirpación parcial de una parte de la rótula se realiza cuando ciertos fragmentos de la rótula no pueden ser reconstruidos por su grado de conminución (múltiples fragmentos); así lo más frecuente suele ser la extirpación del polo inferior de la rótula que se acompaña de la fijación del tendón rotuliano al resto de la rótula para de esta forma reconstruir y dar continuidad al aparato extensor de la rodilla. En otros casos cuando la conminución es de tal grado que es imposible reconstruir la rótula  se recurre a la extirpación  de toda la rótula y  se da continuidad al aparato extensor mediante la sutura del tendón rotuliano al tendón cuadricipital. En estos casos además de la secuela estética se unirá una disminución de potencia del cuádriceps.

COMPLICACIONES

Infecciones: el índice puede variar entre un 3% y un 10%, sobre todo cuando son fracturas abiertas (fracturas con heridas en las que se expone al exterior parte del hueso). Con un tratamiento adecuado se resuelven la mayoría de ellas. 

Desplazamiento de la fractura: puede ocurrir hasta en un 20% de los casos y puede ser debido a varios factores que incluyen, entre otros, la inadecuada osteosíntesis, importante conminución de los fragmentos o que el paciente no siga las instrucciones. 

Pérdida de movilidad en la rodilla: es la complicación más frecuente y afecta a los últimos grados de flexión. 

Disminución del volumen muscular del cuádriceps: también es frecuente que no se recupere completamente ni el volumen ni la potencia muscular previas. 

 

Artrosis. Puede ser debida a la existencia de uno o varios factores. Así un factor común a todas las fracturas sería la lesión inicial en la que además de la evidente fractura ósea se produce una afectación del cartílago articular al menos en las líneas de fractura. Cuantos más fragmentos tenga la fractura, mayor afectación del cartílago articular y por lo tanto más posibilidades de padecer una artrosis. Otro factor predisponente es la mala reducción de la fractura con la presencia de  un escalón articular que provocará  lesiones en el cartílago por el roce.