Cavendish gana con el sprint final en la tercera etapa del Tour

Una larga jornada de 223 kilómetros que el pelotón se tomó con calma hasta acumular 35 minutos de retraso sobre el horario previsto. Un buen día de recuperación para Alberto Contador, que esta vez cubrió el recorrido sin contratiempos. Cavendish, que ya había ganado la etapa inaugural, suma así su 28ª victoria en el Tour de Francia, empata con Bernard Hinault como segundo corredor más laureado de la historia y ya sólo tiene por delante a Eddy Merckx (34).

El Tour abandonó Normandía desde Granville, el primer puerto francés productor de crustáceos, con 8,5 millones de toneladas anuales, y se adentró en el País del Loira, otra bella región, en este caso agrícola, propicia para hacer turismo y para disfrutar de sus paisajes y de sus afamados castillos y palacios, lo que en Francia llaman châteaux. Y a eso se dedicó el pelotón durante gran parte de esta tercera etapa del Tour, a deleitarse con el entorno y a recuperarse de los dos exigentes días por tierras normandas.

A quien mejor le vino este descanso activo fue a Contador, convaleciente de las dos caídas que sufrió en las dos jornadas iniciales. Su equipo, el Tinkoff, portaba el maillot amarillo con Peter Sagan. Y en ningún momento puso empeño para acelerar el ritmo, una circunstancia que favoreció a su jefe de filas, aunque eso supusiera estar 35 minutos más sobre la bicicleta. Ese fue el retraso sobre el horario intermedio oficial previsto por la organización. El pelotón estuvo casi seis horas a los pedales: en concreto 5 horas, 59 minutos y 54 segundos.

 

A falta de 90 kilómetros, Thomas Voeckler pidió permiso al relajado paquete perseguidor para iniciar su propia aventura. Luz verde. El veterano de 37 años tenía dos importantes motivos para lucir su maillot. La primera razón estaba grabada en su manga derecha. Todos los ciclistas del Direct Énergie lucían ahí el nombre de Romain Guyot, un ciclista de la cantera de 23 años que perdió la vida atropellado por un camión el 3 de marzo de este año. Guyot era natural de Angers, la ciudad que acogió la llegada. La segunda razón era más personal: la última vez que el pelotón arribó a esta meta, en 2004, Voeckler vestía el maillot amarillo.

Aproximadamente cuando el rutómetro marcaba que restaban 80 kilómetros para el final, el pelotón comenzó a formar filas. No es que rodaran muy deprisa, ni mucho menos, pero se organizaron según marca el protocolo. En cabeza, el equipo del líder. Y esto incluía a Contador, siempre en puestos punteros. Detrás, las escuadras de los siguientes clasificados. Por allí pululaban también algunos gregarios de los velocistas. A partir de entonces, la carrera siguió el guión lógico de una etapa plana. Voeckler y Fonseca se esmeraban en cabeza, mientras que el pelotón les dejaba hacer y jugaba con las diferencias, camino de un sprint cantado. A 8 kilómetros fueron engullidos. Cavendish ganó a Greipel. Sagan continúa líder. Valverde se mantiene tercero.