BIKE PROFILE: Lorenza Morfin

La historia de mi vida como ciclista empezó en una Navidad cuando mis abuelos, que vivían en Estados Unidos, me querían regalar un blanqueamiento de dientes. Y resulta que en esa época mi papá y mi hermano salían todos los domingos a dar una vuelta en motocicleta. Se me ocurrió que mis abuelos me dieran el dinero del obsequio, pero lo ocuparía para comprarme una bicicleta, no para tener dentadura muy blanca. De esta manera me podría ir al cerro con mi familia. Y así fue.… Volví a México con bici nueva. Siempre culpo de mi trayectoria deportiva a Arturo Vargas, porque resulta que él, en ese entonces, organizó muchas carreras aquí en Cuernavaca. Fue cuando vi anunciada una prueba de descenso (downhill) y competí contra pura señoras. Cabe destacar que por aquellos años el ciclismo comenzaba y no había muchas mujeres, por lo que en esa competencia y en las siguientes gané con facilidad la categoría principiante. Confieso que era muy tímida y el resultar vencedora en algunos eventos subió mi autoestima, lo cual me ayudó a desarrollarme, desenvolverme, crecer y conocer muchos amigos y viajar. La parte de la disciplina, el sacrificio, planear y esperar fue lo que me enganchó a este deporte. Sumándole a sentir esa pertenencia a algo que todos realizábamos en común por placer. La actividad física es indispensable para sentirnos saludables. Jamás pensé que se trataba de llevar un modus vivendi sólo para pasarla bien. Lo que empezó como diversión y adrenalina, sigue siendo mi trabajo y estilo de vida.

UNA VEZ LEÍ: “NO PUEDES TENER LIBERTAD SIN DISCIPLINA”.

Algo que me marcó fue entrar a mi segundo año de ciclista, con el mejor equipo de México en ese entonces (Turbo). Cuando te juntas con los más brillantes, tus neuronas-espejo harán que actúes y seas como ellos. Y así fue…. Aprendiendo de mis compañeros coseché muchos triunfos. Les voy a resumir. Nunca llegué a ser una fuera de serie y mi mayor virtud radicó en la constancia. Durante nueve años fui campeona nacional, asistí a 15 Campeonatos Panamericanos, 10 Mundiales, dos Juegos Centroamericanos y tres Panamericanos. Obtuve alguna que otra medalla…. Al final sólo soy Lorenza Morfín, por todo lo que aquilaté en esos viajes, con vivencias únicas y amigos inigualables por todo el mundo. Días en que podía comer en un castillo y noches que dormía en un hotelucho de mala muerte. Tuve amigos de todas las clases sociales, con todo tipo de profesiones. Muchos contrastes en mi vida los encontré gracias al ciclismo. Podría seguir filosofando, pero… para acabar con esta pequeña historia de mi vida, les contaré un poco más de mí día a día. La mayor parte del año viajo, pero cuando me quedo en casa hago lo siguiente: me levanto y escribo algo en mi libreta mágica. Luego desayuno y preparo mis cosas para ir a entrenar. Al volver como algo, me baño y duermo un rato. Después estoy toda la tarde en la escuela. ¿En la escuela? Bueno, sí, a mis 34 años se me ocurrió estudiar Diseño y Animación.… Entonces si no ando en la bici, me encuentro detrás de una computadora o tomando algunas imágenes. ¡Adoro las fotos! Esperando que hayan conocido un poquito más de una tal Lorenza. Los dejo con esto: las metas que nos proponemos son las causantes de todo lo que nos sucede. Y, como bien dicen: hay que disfrutar el camino y no sólo la llegada. ¿Que cuesta trabajo?, por supuesto, pero la vida con retos es más divertida y con amigos se pasa mejor. Y con salud es muy amena.

Foto: Cortesía