Aprecia el descanso

 

Entrenar, comer y dormir. Así debe ser el día a día de un deportista. Pero entre esas jornadas agotadoras, es necesario incluir algún día de descanso total. Algunos lo hacen cada semana, otros cada dos e, incluso, los más atrevidos, no descansan nunca. Aunque estos últimos suelen relajar la intensidad en uno de los entrenamientos semanales.

Deben saber que machacar a nuestro cuerpo un día tras otro puede llegar a ser perjudicial. No sólo por el desgaste que ello conlleva, sino también porque si no descansamos, los entrenamientos que hemos realizado no serán asimilados por nuestra musculatura y organismo.

No hace falta que se queden tirados en el sillón de casa. Pueden dar un paseo con sus familias, ir a la piscina o salir a rodar una hora suave. Todo con tal de no exprimir al cuerpo y dejar que la mente se relaje por un día. Otra gran opción es acudir al gimnasio y realizar ejercicios de mantenimiento y prevención de lesiones, que resultan muy interesantes y gratificantes.

Por último, recordarles que estos descansos nunca deben ser totales, ya que de esta forma sólo  conseguiremos que nuestra musculatura se contraiga y que no trabaje lo suficiente. Si esto ocurriera, sentirán al día siguiente que su cuerpo no está todo lo fresco que debería, algo que podemos evitar, como decimos, con el llamado “descanso activo”.